jueves, 21 de enero de 2016

Una vez más...

Heme aquí retomando a un viejo amigo, mi blog. Y es que resulta que desde el 2012 no había publicado nada por motivo de olvido. Incluso intenté con otros blogs pero nada parece funcionar ¡y tantas cosas que tengo que decirle al mundo! Espero esta vez poder mantener esta relación al corriente...

jueves, 7 de junio de 2012

Cosas de la vida...

Esta mañana antes de llegar al trabajo conversé con un señor en el transporte público y curiosamente comenzó a contarme cosas de su vida, incluso me dijo que me parecía a una escolta que él habá tenido cuando era funcionario... Eso fue lo que llamó mi atención.. NO sabía que existieran mujeres escoltas... Es increíble como dejamos de ser el sexo débil y empezamos a enlistarnos en empleos que anteriormente eran sólo destinados a hombres... La verdad me parece curioso el hecho de que cuánto más nos adentramos en éste siglo, más cambian las cosas. Tal vez sea parte de la vida! Pero no deja de ser cierto el hecho de que poco a poco hemos ido dejando atrás lo que eramos para convertirnos en algo tan abstracto. No sólo los cambios sino las nuevas tendencias acentúan nuestra generación, como estos blogs, la locura del Facebook o el Twitter.. La verdad es que el ser humano es 100% adaptable a lo que venga y como sea..

martes, 22 de mayo de 2012

lástima?

Sentir lástima por uno mismo llega a ser un verdadero fastidio. Porque es como un círculo vicioso que solo terminas por sentirte tan mal como al principio o quizá peor, porque terminas menospreciándote y dejas de creer en ti como lo hacías cuando eras un niño. Cuando descubres que no eres tan valiente sino que has comenzado a bañarte de automplacencia y justificándote por cosas que no eres ni serás capaz de hacer, es en ese preciso momento cuando dejas de percibirte como lo hace tu mamá, dejas de creer en sueños, en que puedes alcanzarlos y comienzas a sentir compasión por ti mismo hasta el punto de decepcionarte de eso en lo que te has convertido. Sin embargo, llegas a cerrarte a la posibilidad de encontrar algo mejor, porque simplemente crees no merecerlo y consideras una pérdida de tiempo el esfuerzo que debes imponerle a la meta que persigues. Por eso es tan patético sentir lástima por ti, porque pierdes el rumbo, pierdes la fe y peor aun, dejas de creer en ti mismo. Evítalo...

viernes, 15 de julio de 2011

cortesía o mala educación?

¿qué fue lo primero que te enseñaron tus padres? ¿Acaso no fue a pedir "por favor" y a dar "gracias"? ¿Por qué ahora te cuesta tanto decirlas?

En mi nuevo roll de oficinista he tenido que darme por enterada de cosas inusuales para mi, como el revivir aquellos días de colegio donde una muchachita poco engreída y muy consentida por su mamá arremete contra otra niña menos odiosa y un poco más amable que ella. No solo diciéndole cosas impensables, sino armando un "bando" de seguidoras fieles que simplemente la apoyan porque no hay escapatoria, o eres de una o eres de las otras. Casi siempre escogiendo la que parece más fuerte o la que tiene más influencia en la vida que la otra, sólo en busca de "protección" o respaldo. Es una situación que todos hemos vivido; bien sea desde un lado del bando o simples espectadores. Peor aún, siendo blanco del ataque del otro bando o perpetuando la maldad siendo tú la que ejercías el papel de la mala. Sea como sea, durante ese receso del colegio, antes de la clase de educación física, ocurrió tal evento. Una situación que inevitablemente te cambió, para bien o para mal, pero te cambió. Llegaste esa tarde a casa siendo otra persona. Una que conoce la maldad, la injusticia, el descaro y que la has visto personificarse en alguien que conoces. En alguien real.
Ya no es cosa de cuentos de hadas, de historias infantiles ni de brujas feas que envidian a la protagonista. Ahora es una niña, una que conocías bien y jamás pensabas que se convertiría en eso que ahora te aterra.

Volver a revivirlo en la oficina, no es más que una prueba de que el mundo sigue siendo tan horrible como te lo imaginabas, solo que a veces se materializa para recordarte que la bondad, la cortesía o las buenas costumbres, han quedado en libros de texto de la primaria con un título que recuerdas: "Valores". Pero que ahora, no son más que puros cuentos.

el dìa a día...


Si es tan fácil ser amables con todos, si es sencillo responder con amabilidad, por qué es tan cotidiano el desplante que los demás nos hacen? o que sin querer nosotros mismo hacemos. Cuesta más aprender a usar el sarcasmo, la ira y el maltrato, que decir algo amable que debería nacernos facilmente. Cuando éramos niños, no usábamos el sarcasmo, ni si quiera lo entendíamos. Pero ahora que somos adultos, es parte del día a día ser NO amables con la gente. Nos cuesta mucho arrancarnos un "gracias", "disculpe", "con gusto"... resulta agotador tener que ser amables porque lo convertimos en una carga, en algo que se nos antoja desabrido o un poco insípido.
Fue por plena elección propia y personal que decidimos usar más palabras cortantes e hirientes que palabras melosas y amables. ¿Por qué?
¿Será que algo se rompió en nosotros? Dejamos de sentir compasión, bondad, empatía y otros muchos valores que nos han destruido por completo haciéndonos una raza egoísta y mala!
Enumera las veces que respondes con malicia y sarcasmo y te sorprenderá saber que lo usas más que un "gracias"...

jueves, 7 de julio de 2011

Triste aun?

Hoy me levanté de la cama como si cargara encima unos 300 kilos de mier.. Me siento tan mal, tan debil, tan triste; estoy fuera de control. Ya no hay forma de que deje de llorar, de sentirme mal, de estar por el suelo sin querer levantarme. Es como que si el mundo se antojó de hacerme sentir sola. Y yo sinceramente se lo creí. Me creì que soy menos de lo que pensaba. Y me lo sigo repitiendo una y otra vez. Eso me hunde màs de lo que alguien pudiera imaginar.

sábado, 2 de julio de 2011

La vida ha continuado

Han pasado varios meses desde que dejé de escribir, quizá como dice Rosa Montero "en el desespero por ser leída" olvidé que eso no es lo importante. Mi enfermedad parece haber tomado vida y cohabita conmigo en el mismo cuerpo. Ambas luchamos por darse cabida en este tonto cuerpecito mio. Siempre hay días en que ella (mi enfermedad) gana la batalla y se hace dueña de mi. Bien sea con los dolores que me entumecen el cuerpo, que me restan movilidad o que se adueñan de mi, o simplemente con el deseo frustrado de hacer más de lo que realmente puedo. Es más que estresante, es horrible.

Quisiera que un día despertara sin dolores, sin fatiga, sin esa situación que me impide sonreir al levantarme y me lleva abruptamente a la realidad: hay dolor. Aunque trabajo, sonrío y me muevo como cualquier persona, no se dejen engañar. No soy cualquier persona.
Lucho a diario conmigo misma para dar un poco, aunque sea un poco más de mi misma, hacer más de lo que me piden o lograr encontrar un punto donde no me pasen factura por haber tardado un poco más de la cuenta en tomar mi descanso. Son a diario docenas de veces en las que me encuentro adormecida en alguna parte del cuerpo que son causas del dolor eterno que me acompaña.

Lo más frustrante es que casi nunca me quejo. Me verás una y otra vez intentandolo, bromeando al respecto o fingiendo que no hay dolor pero que luego en secreto tengo que aceptar tristemente que solo me engaño a mi misma. El dolor no se va. Solo es ignorado. Nunca está ausente, solo adormecido y enfurecido esperando el momento oportuno para destruir un buen día y hacerme saber que ahí está. Mi enemigo infernal que prefiere estar oculto en mi que irse y dejar, a este cuerpecito mio, libre al fin de su dominio eterno.
La vida te hace fuerte... si se lo permites